LECTURA
En la tercera lectura de registros de XX, a la visión espiritual puede verse una pequeña y gris aldea en Francia, en plena época de la inquisición, (aproximadamente fines de 1300, principios de 1400).
Puede "respirarse" temor por doquiera se vaya, la gente hablaba muy poco entre sí y mucho menos con personas que no le eran conocidas. Apenas caído el sol ya se encerraban en sus casas y no salían hasta el día siguiente para comenzar sus tareas diarias.
El temor gobernaba, cualquier palabra dicha, podía ser sacada de contexto y condenar a cualquier inocente a los horrores de la inquisición.
En esta situación se encontraba una familia trabajadora y temerosa, se habían recluido al encierro por motus propio, eran conscientes que su hija menor -aproximadamente 12 años-(hoy en día XX), por momentos rezaba en forma desaforada y en otros hablaba idiomas que nunca se le habían enseñado(xenoglosia). También XX les adelantaba a su madre y su abuela acontecimientos que iban a transcurrir, sin equivocarse en sus predicciones.
Pero el temor mayor para la familia era, que esto le ocurría sin que la jovencita pudiera controlarlo. Por lo tanto, a las preguntas de sus conocidos,argumentaban que la niña sufría de una enorme debilidad física que la mantenía en cama. Que casi no comía y que dormía en forma casi permanente.
De esta forma evitaban todo contacto con el exterior de la joven, que realmente vivía un verdadero calvario de encierro y temor permanente.
Al ir creciendo, este comportamiento fue paulatinamente desapareciendo, o por lo menos podía controlarlo, a tal punto que pudo contraer matrimonio con un joven de una aldea vecina. Este amor la fortaleció y lentamente iba disipando sus miedos.
Con el correr del tiempo tuvo tres hijas mujeres, una de las cuales (la niña del medio) comenzó a reflejar el mismo comportamiento que había tenido su madre. Esta situación la llevo casi a la desesperación porque no deseaba que su hija tuviera que pasar por lo que ella había pasado.
Al mismo tiempo su madre le confeso que su bisabuela había tenido el mismo comportamiento y evidentemente este se repetía por generaciones.
Decidieron entonces irse del lugar y se recluyeron en una lejana campiña francesa, esperando que durante el crecimiento de la niña ocurriera lo mismo que con ella.
Pasados los años los acontecimientos fueron controlándose, pero el temor a que se repitiese tal situación, a través de la descendencia de sus hijas, nunca la dejo vivir feliz. Para ella esos conocimientos espirituales que se le presentaban como si fuera una película a la que veía en todos sus detalles le pesaban y mucho.
Hasta aquí se me hace saber la vida física en aquellos tiempos de XX, pero me dicen telepáticamente, que cuando XX desencarno, su espíritu, antes de volver a tomar una materia, hizo un muy buen trabajo espiritual en el "espacio entre vidas" y que esos conocimientos espirituales, visualizaciones y percepciones, continúan en su espíritu con la misma fuerza que en aquel tiempo. Obviamente en otro siglo y sobre todo, en el "Siglo de la Espiritualidad" como se lo conoce a este siglo XXI.
Es por eso que todo trabajo que realice en bien de la Luz y el Conocimiento hacia sus semejantes, la harán, cada vez mas, sentirse fuerte, comprometida y feliz.
Comprender que ya no es una pesada carga sino un don y conocimiento que se le otorgo, por el cual debe luchar, para concientizar a la humanidad de como es el camino hacia la Evolución y la Luz.
Un abrazo inmenso de agradecimiento a mi Maestra de Registros Akáshicos y amiga Alena Persaldi de Buenos Aires.
LA VIDA
Obedece los dictados de una gran Ley espiritual que procura la Evolución de todo lo creado. Desde las formas inferiores de la Naturaleza, hasta las superiores de la Vida ¿que nombre tiene esa Ley?. Entre los filósofos de la antigüedad, Pitágoras, Sócrates, Platón, se la conoció como "Metempsicosis" y en nuestros días con el nombre de reencarnación y también como Ley de Causas y Efectos o Vidas Sucesivas.
Precisamente la Ley espiritual de la reencarnación facilita al Alma incorporarse numerosas veces, en diferentes cuerpos y en distintos siglos de la vida de la humanidad, para lograr los siguientes objetivos:
- Cultivarse espiritual e intelectualmente.
- Poder vivir numerosas y diferentes experiencias que conformen su bagaje de sabiduría.
- Desarrollar la inteligencia.
- Pulimentar sus imperfecciones morales o espirituales.
- Reparar para nuestra "conciencia espiritual" los daños y los errores ocasionados en perjuicio de otros seres humanos.
La Ley espiritual de la reencarnación no tiene privilegiados, ni por supuesto no tiene para nada en cuenta, la posición ni el nivel social, por cuanto ésto es un mero accidente circunstancial con un tiempo limitado. En cambio se detiene en las cualidades intrínsecas a saber:
- Disposición para hacer el bien.
- Su sensibilidad para con el prójimo.
- Su resignación, ante ciertos sinsabores de la vida, que están en relación con su destino.
- Su lucha contra las imperfecciones de su espíritu.
- Su aspiración en la búsqueda de su progreso a través de su evolución espiritual.
¿Que consecuencias inmediatas trae todo ésto? La reducción de los efectos kármicos, equivale decir los daños e injusticias cometidas por nuestro espíritu en existencias pasadas.
A tenerlo en cuenta, contemos hasta diez o lo que sea necesario antes de reaccionar, ante cualquier circunstancia difícil, porque de lo contrario acumularemos acciones negativas que finalmente pesarán en nuestro cuerpo bioenergético y por supuesto acrecentarán los efectos kármicos de la ley de la causa y el efecto.
LA RESTITUCION
Después de pasar por varias especies de vegetales, la vida se manifiesta en un árbol precioso como el (*)Miraguano, y así, nos transmite lo que las plantas más primarias no nos podrían transmitir.
En la linea de la evolución humana, la vida también pasa de encarnación en encarnación, liberando cada vez más luz hasta que ésta, en el hombre evolucionado, se expresa a través del surgimiento de mayor capacidad para comprender los hechos y las leyes del universo. Si los seres humanos tuviesen ya la visión etérica, asistirían, en ocasión de la "muerte", a la gran actividad que se desencadena en aquellos cuerpos de los cuales la vida se retira, cuando todos los átomos que componen sus células retornan a la fuente de origen. Con ello, mucha sustancia-luz es liberada en el plano astral, para que, con la destrucción de la forma, puedan ocurrir profundas transformaciones en los niveles psíquicos.
En ese proceso, dentro de lo posible, se deshacen los apegos del individuo y su ilusión sobre la inmutabilidad de la materia. La llamada "muerte" también facilita su contacto con nuevas ideas, que le crean otras perspectivas, porque vienen de un estado de consciencia más elevado que el mental pensante. El retiro de la energía vital de los cuerpos materiales es un ritual necesario, que rige a toda la vida planetaria.Produce transformaciones en todos los reinos de la naturaleza, y ellos, con el tiempo, presentan cada vez menos oposición a la influencia de nuevos tipos de energía que vienen para perfeccionarlos.
El Miraguano no tiene miedo de morir. Sólo en el reino humano y , en parte, en el reino animal, existe ese temor. Los otros reinos no lo conocen, y restituyen con naturalidad lo que pertenece al depósito general esencial del planeta, para que esa sustancia vaya a formar nuevos cuerpos y nuevas formas de vida, llevando consigo las experiencias que ya hizo. El miedo a la muerte es contrario al ritmo cósmico y, por tanto, necesita ser eliminado. Como se sabe, se basa en el terror que sentimos por el proceso final de ruptura con el cuerpo físico, en el horror por lo desconocido, en la duda en cuanto a la inmortalidad de nuestro ser, en la dificultad de dejar atrás cosas y personas queridas, en la memoria subconsciente de experiencias anteriores de muertes dolorosas o difíciles. Entretanto cuando se desciende hacia la encarnación "se muere" hacia una vida más vasta, consciente y libre, poco a poco nos olvidamos de nuestro origen cósmico, a medida que pasamos a identificanos con los cuerpos materiales en los cuales entramos y con la sustancia más densa en general. Eso que, en cierto sentido, puede ser considerado "muerte", al mismo tiempo es conmemorado como "nacimiento" en los niveles psicológicos y terrenos, más tarde al final de la encarnación, cuando "renacemos" en los niveles sutiles, porque nos dirigimos totalmente hacia allá, aquí se llora nuestra "muerte". Se invierten las realidades, produciéndose emociones y sensaciones inorportunas para la transcisión tanto de quien va hacia el mundo inmaterial como de quien llega para hacer su aprendizaje en los niveles físico, astral y mental de la existencia.
Para el núcleo reencarnante del hombre, sumergirse en la vida de la forma equivale a alejarse temporariamente de la lucidez que poseía,si no fuera por el servicio que viene a prestar aquí, no habría en eso sentido alguno para el alma ya evolucionada, por tal motivo,una vida sin una idea altruísta de servicio, es árida y carente de su propósito mayor.
(*) Miraguano: árbol de las palmas cuyos frutos tienen una materia semejante al algodón,originario de America y Oceanía.
SE INICIA EL VIAJE
Al retirarse del cuerpo físico, la consciencia da comienzo al movimiento de recogerse en sí misma, abandonando también la red de éteres (o cuerpo etérico) que lo mantenía integrado y vitalizado.
Ese cuerpo de energías (cuya irradiación puede ser vista por los hombres a través de fotografías) queda entonces deshabitado y, normalmente, le insume algunas horas deshacerse, a menos que el cuerpo físico sea cremado. Su tendencia es permanecer en los alrededores del "muerto".
Cuando ocurre que a éste se lo embalsama y conserva artificialmente, el cuerpo etérico perdura aún más tiempo. Finalmente, al disolverse esa red energética, el material que la compone es restituído también a los depósitos generales planetarios.
La consciencia menos evolucionada cae en sueño profundo, en una especie de "olvido": en esos casos, el individuo no está suficientemente despierto para tener reacciones en esos niveles sutiles, y el depósito de su memora contiene aún poco material positivo. Luego, el individuo de evolución media despierta de un rápido "sueño", tras retirarse del cuerpo físico y del cuerpo etérico, y da continuidad en una dimensión próximo a la física (el plano astral), a las "vivencias" y experiencias que tuvo durante su reciente vida sobre la tierra. Su consciencia superficial, sus sentimientos y compromisos con los hechos más materiales son los mismos de siempre, y él procura reconstruir las situaciones que vivió. Eso es posible, hasta cierto punto, porque la materia del plano astral es fluida y ejecuta lo que el pensamiento o el sentimiento provocan.
A las criaturas que siguen pasando por los episodios triviales de su reciente vida terrestre les es difícil, por lo general, percibir que desencarnaron y que están en otro plano, tan verídicas les parecen tales creaciones ilusorias. Cuanto más egoísta es la persona, mayor es su atadura con la tierra, lo que la induce a proseguir experimentando, en ese ciclo del plano astral, las sensaciones no siempre depuradas que conoció aquí.
Siguen existiendo eslabones humanos, aunque no haya comunicacion consciente con los entes que quedaron encarnados, figuras y situaciones como las que conocía son recreadas a su voluntad, como "vivencias" nostálgicas. Pasa tiempo sin que la consciencia consiga desprenderse de los hábitos adquiridos por la personaiidad en su vida física, hábitos que el Yo Espiritual ya rechazó como escoria de una encarnación concluída. Por lo tanto, esa nueva fase del proceso de "morir" se refiere a la eliminación de materiales propios de un ciclo más denso y menos profundo de la consciencia. Mientras ésta permanece ligada al nivel astral parte de la antigua personalidad sigue activa: tanto el cuerpo emocional (o astral) que se encuentra en su habitat natural en esa dimensión extremadamente ilusoria, como el cuerpo mental, que está aún encerrado en el cuerpo astral.
Esos núcleos de la personalidad aún no disueltos (como lo fuera el físico y el etérico) procuran retomar viejos contactos y se alimentan con ellos, pues en las recordaciones y en los apegos terrestres encuentran sustento y medios para no perecer. En esa fase principlamente, cualquier intento, por parte de seres encarnados, por hacer contactos con los que ya se fueron hacia esas dimensiones es altamente retrógado, pues esa búsqueda de contactos equivale a una solicitud, lo cual atrae al individuo hacia esta tierra física y psíquica, que él debe ahora debe dejar para continuar evolucionando.